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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

29 noviembre 2015

PASEANDO POR GUADALAJARA



Abuelo y nieto habían terminado el desayuno, y pensaban pasar una entretenida mañana en el complejo de deportes situado en el límite de los jardines de la Fuente de la Niña. Corría un noviembre bondadoso, pero sentían el viento fresco del pico Ocejón, que se veía a lo lejos  con las primeras nevadas. Se ofrecía el otoño con toda su paleta de ocres coloreando los diversos y bellos jardines de la ciudad.

-Vamos abuelo, que al final se nos va hacer tarde llegar a la hora del encuentro de baloncesto. El entrenador nos advirtió que fuésemos puntuales- dijo Cesar recogiendo la bolsa que contenía sus atuendos deportivos. Y añadió: -Pues tenemos, como sabes, largo camino hasta las pistas de atletismo y tienes un lento caminar, empeñándote en no coger el coche con el que llegaríamos  en unos minutos. Siempre con la obsesión de hacer ejercicio, andando a todas partes, según dices, por las recomendaciones de tu médico-

Octavio con cierto mal humor contestó a Cesar: -Ya verás cuando tengas mis años como piensas de otra manera, pues la vejez nos llega a todos y no la puedes esquivar, y nos hereda ciertos inconvenientes. Además a nuestra edad es necesario andar cuanto se pueda, ya que las fuerzas no responden para hacer otro deporte a estas alturas de la vida-

Poco después, sin más comentarios, se pusieron en marcha, pues como en ocasiones anteriores gustaba a los dos ser compañeros en la bonita afición del baloncesto, deporte que ambos adoraban. Uno como buen jugador en un equipo juvenil, compitiendo con otros equipos de la provincia de Guadalajara. El otro como observador y buen aficionado, que no se perdía ningún encuentro en los que participaba su nieto, además de los que retrasmitían por la televisión.

El abuelo tenía como principio filosófico alentar a su nieto en las  diversas virtudes de la vida humana, y por ello le gustaba realizar con él largos paseos, para hablar sobre temas que pudieran interesar en el futuro al joven deportista; motivo por lo que trataba siempre evitar coger el automóvil y alargar su compañía como ahora lo iban hacer, desconociendo Cesar las intenciones primarias de su abuelo.
                                           
Octavio era una persona vital, pese a su destacada edad.  La buena salud le favorecía para seguir alimentando la ilusión de celebrar cada día  que pasamos en el mundo,  la curiosidad por el presente y por el devenir de las cosas mundanas, que es casi todo lo que hace falta para no retirarnos del lado soleado de la vida. Tampoco renunciaba a los valores de la infancia y juventud, lo que le acercaba mucho hacia su nieto, sintiendo cercana la fuerza de la juventud y la satisfacción de ayudarle con la prudencia que destilaba por la experiencia obtenida en su larga vida.

Emprendieron su camino y al poco tiempo estaban pasando por la cercana iglesia del convento de San Francisco, del siglo XIV, englobada en un conjunto de edificios militares y viviendas, denominado históricamente “fuerte de San Francisco”. Durante años fue taller y centro electrotécnico de ingenieros del ejército, muchos años después  de que fuera convento para frailes franciscanos.

El origen del convento es muy remoto, cuando la reina doña Berenguela, levantó edificio para los Templarios.  Al disolverse esta Orden en 1330, las hijas de Sancho IV donaron el lugar a los frailes franciscanos. Y durante muchos años prosperó gracias al patronazgo de la ilustre familia de los Mendoza, muy arraigados a la ciudad, que fue enterrada en el panteón bajo el ábside de estilo gótico de la iglesia.

Durante la guerra de la Independencia, a principios del siglo XIX, fue totalmente saqueado y destrozado por los franceses; y en el año 1835 durante la Ley de Desamortización de Mendizábal lo dejaron vacío, quedando a disposición del Ministerio de la Guerra. La iglesia del convento y el panteón de la familia Mendoza fueron reconstruidos gracias al empeño del Ayuntamiento de la ciudad, que los ha recuperado para el disfrute de la ciudad y del turismo en general, conservando un tesoro de gran valor arquitectónico.

Unos cientos de metros más adelante se adentraron en el parque de la Concordia, situado al sur de la ciudad. Fue abierto al público en 1854 y con el paso del tiempo ha recibido sucesivas mejoras. Preside el centro del parque un kiosco edificado en 1915, en el que celebran eventos musicales. Es uno de los lugares favoritos de los alcarreños para su disfrute por el encanto de sus jardines  y de su artístico estanque con luminotecnia.

 
Siguieron su camino en dirección a la calle de San Roque,  en cuyo entorno está ubicada la piscina municipal, otros bellos jardines y la ermita que lleva el nombre del barrio.

Los jardines de este barrio, al final del recorrido de la breve calle, son de corte antiguo y lo demuestran los enormes y vetustos árboles que conocieron la larga historia del vecindario.

Según andaban y a su paso, delante de ellos iban tres personas que fogosamente discutían de términos que afectaban a  personas conocidas del barrio, y no precisamente de forma cariñosa. Con tan alta voz hablaban que les llamó la atención a nuestros dos personajes.

Octavio comentó a su nieto las malas prácticas que emplean algunas personas cuando conversan, y especialmente sobre las críticas referidas a otras. Por lo que le aconsejó que siempre fuera prudente, pero en particular sobre sus expresiones verbales. Que tenía que pensar bien lo que tuviera pensado decir, resaltando la certidumbre  de que la prudencia es hija de la experiencia, que se adquiere en el transcurso del tiempo.

Aprovechando esta circunstancia, empezó a contarle un hecho acaecido mucho tiempo atrás, tal como se lo contó un amigo, ilustre directivo de una entidad financiera.

Que dos inspectores fueron asignados para inspeccionar una sucursal en un lugar de la alcarria, cuyo nombre no recordaba en esos momentos, y que al no existir estación de ferrocarril tomaron un taxi para desplazarse hasta la población en cuestión.

Estando próximos a su destino, el que dirigía la operación se dirigió al compañero: -Pepe, de acuerdo con lo comentado a la salida, esperaremos unos minutos antes de la hora de cierre  al público, para acceder con toda normalidad e inmediatamente pasas por la mesa del cajero y le exiges  te entregue el libro de caja para realizar el arqueo del dinero situado en la ventanilla de servicio al público, al tiempo que yo entro en el despacho del director para que me haga entrega de las llaves de la caja fuerte y de otros temas que ya conoces-

-Así lo haremos -añadió su compañero- como es costumbre en estos casos, y esperemos que todo salga bien-

En pocos minutos estaban entrando en la calle principal de la población, y facilitando las señas al taxista de la dirección donde iban, le sugirieron que les dejara unos metros antes.

Grande fue la sorpresa de los dos inspectores al darse cuenta que, en lugar de estar cerca de la sucursal del banco, estaban frente al cuartel de la Guardia Civil, donde había parado el taxista. Este, saliendo rápidamente hacia el guardia que estaba en la puerta, le hizo determinadas manifestaciones, que provocaron la máxima expectación de aquella autoridad, pidiendo a dos de sus compañeros que le acompañaran.

Presurosos salieron una pareja de guardias para unirse al que hacía de vigilante de la entrada, dirigiéndose pistola en mano hacia los atribulados viajeros del taxi, a los que conminaron para que bajaran del vehículo inmediatamente y con los brazos en alto. Después les esposaron y les llevaron hacia dentro de las dependencias a presencia del comandante del puesto.

Aquellos inspectores no salían de su asombro y solo acertaban a decir: ¿Qué mal hemos hecho para que nos traten de esta forma?

Les increpó el comandante: -Eso es lo que yo quiero saber, que me expliquen lo que iban hacer en el banco, pues según nos ha explicado el taxista ustedes pretenden realizar un atraco-

Aquellos empleados, con mucho nerviosismo, trataron de explicarse: -Señor comandante, esto es un mal entendido; pues parece ser que el taxista nos ha tomado por ladrones, y somos unos inspectores del banco situado en la calle Mayor, al que venimos a realizar una inspección rutinaria-

Al taxista se le demudó el rostro, pero no obstante insistió contando todo lo que había oído durante el viaje.

El comandante, mirando con cierto recelo a todos los personajes allí presentes, dijo: -Lo comprobaremos llamando a la sucursal que  indican-

Así lo hizo. Y la contestación del director de la oficina bancaria fue tajante: -A esos señores ni les conocemos, ni aquí se les espera, pero llamaremos a Madrid, porque quien sabe, si estos señoritos de la central lo mismo nos querían sorprender con una inspección-

Así lo hicieron y el enredo quedó resuelto; pero con la indicación de que transmitieran a aquellos atribulados inspectores la orden de regresar inmediatamente a Madrid.

El comandante del cuartel se disculpó de los asustados personajes amablemente, quienes aún permanecían esposados, y con una mirada feroz se dirigió al taxista: -Y tú también te puedes marchar con viento fresco para que se te oreen las neuronas-

Sí, ¿pero quién me paga el viaje? –dijo el atribulado taxista-

A lo que contestaron los dos viajeros de forma airada: -Lo va a pagar la madre que te parió-

A Cesar le divirtió la anécdota contada por su abuelo, y comentó: -Creo que hubo múltiple imprudencia. Y me hubiera gustado estar presente para ver la cara de aquellos personajes-


 
¿Sabes Cesar? -Dijo su abuelo- A cada uno le juzgan por sus comportamientos, especialmente por la prudencia demostrada, que suele ser virtud muy apreciada y de mucha cordura.

Poco después estaban divisando el impresionante mausoleo o Panteón, icono de la ciudad de Guadalajara, bellísima estampa que se eleva majestuoso hacia el cielo, construido para dar trabajo a los más humildes de la ciudad y como lugar de enterramiento de la creadora del monumento. Forma parte de uno los mejores conjuntos arquitectónicos del  siglo XIX, destinado en principio a establecimiento benéfico. Todo ello situado en un amplio y bello entorno de jardines y paseos.

 
 
 
Tras la guerra civil española, los diversos edificios fueron destinados a la Academia Militar de Infantería, para la formación de oficiales del ejército. Trasladada a Toledo en 1948.

Finalmente, las instalaciones han sido aplicadas para colegio y convento de la Congregación de Religiosas Adoratrices, que imparten enseñanza a niñas, especialmente en régimen de internado.


En la parte inicial de la entrada está cercada por una artística reja de hierro forjado y el resto rodeado con cerca de noble estilo. Construidos bajo el mecenazgo y la filantropía de María Diega Desmaissiéres y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y Duquesa de Sevillano. Destaca en el referido Panteón, la magnífica cúpula de cerámica vidriada, así como la gran riqueza y profusión de materiales de mármol  y la perfección de sus bellos acabados en capiteles, frisos, etc.  Y en particular la cripta, con un imponente grupo escultórico, que representa el cortejo fúnebre de la duquesa.

También se debe admirar la iglesia dedicada a Santa María Micaela, tía de la condesa constructora, que fundó la citada congregación religiosa.

El Panteón lo enseñan las monjas que lo tienen a su cuidado. La iglesia está  abierta al culto parroquial.

Todo ello merece una detenida visita.



Al aproximarse a la  ermita del venerable San Roque, Octavio, parándose delante del edificio que marcó tiempos atrás el límite de la ciudad, comentó a su nieto: -Cesar te voy a contar un hecho acaecido en este lugar hace unos 50 años aproximadamente-

“Un joven padre y su madre sacaron a pasear a una niña hija y nieta de ambos personajes. Tenía pocos meses y la llevaban en un cochecito propio para bebés. La abuela que era muy devota del referido santo se acercó a orar junto con su hijo, al tiempo que dejaban el cochecito con la niña debajo del pequeño tejaroz previo a la entrada de la ermita. Al poco tiempo sintieron un fuerte golpe sobre el coche. No salían de su asombro cuando observaron que una recia viga de madera que reforzaba una de las dos columnas que sustentaban el tejaroz del atrio, se había desprendido cayendo sobre el coche donde estaba la niña. El horror que sintieron fue  de presagio terrible. La niña debía de estar aplastada.

Se acercaron con fuertes lamentos y quedaron asombrados cuando la niña empezó a llorar  libre de todo mal.

La evidencia para ellos es que el Santo le había salvado la vida.

Por supuesto, el cochecito quedó inservible.

Lo ocurrido fue conocido por el barrio y desde entonces los vecinos atribuyeron el hecho como un milagroso accidente.

Ello sirvió para que definitivamente llevaran a cabo la reforma de la ermita que sufría entonces cierto deterioro.

-Qué bonita historia, abuelo- dijo Cesar. -Imagino los momentos que debieron pasar aquellas personas-

Contestó Octavio: -Así fue, que los dos lo pasamos muy mal-

Cesar miró fijamente a su abuelo y con mucha sorpresa,  no queriendo ahondar más en el asunto, pensando en hacerlo en otro momento, y tratando de desviar la conversación le dijo:-abuelo cierto es que nuestra ciudad tiene cosas bellas que ver en futuras salidas. Y digo nuestra ciudad, porque  aun habiendo nacido tú en Extremadura, por los largos años que aquí llevas desde joven, por alcarreño te debemos considerar.

Contesto Octavio: -Razón llevas cuanto comentas, y bien dices que debemos programar salidas más frecuentes para ir conociendo en profundidad lo que esta antigua ciudad contiene de interés. Que no es poco.

Respondió Cesar: -Que es antigua ya te lo digo, y toda la  provincia tiene sitios encantadores, algunos de los cuales ya conocemos y otros que hay por conocer; pues esta ciudad está vestida de lujo por sus bellos monumentos que rezuman historia por todos sus costados-

Continuó su disertación Cesar: -Desde niño me enseñaste a querer a esta tierra mía donde nací y tuya de adopción; y así como dices con frecuencia, que tenemos que amar a la patria chica y aún más a la grande, no comprendo cómo hay gentes que les dé vergüenza manifestar el amor a España y a enarbolar su bandera; y algunos con intención perversa de separarse, ignorando los oscuros motivos, y esgrimen con mucha soberbia sus derechos históricos y su diferenciación sobre los demás-

Octavio contestó: -Cesar, a lo largo de la historia de la humanidad siempre ha habido individuos capaces de vender su alma al diablo, incordiando a los ciudadanos y tergiversando la verdadera historia de sus pueblos, creando situaciones límites con tal de medrar y conseguir honores y gloria-

-Y yo pregunto: ¿Por qué Guadalajara no podía pedir ese efecto diferenciador que otros proclaman, quizás con menos mérito histórico?  Nuestra ciudad en el año 2010 celebró el 550 aniversario desde que adquirió el título de ciudad, otorgado  en 1460 por el rey Enrique IV, pues era hasta entonces Villa de Guadalajara. Significando más aún, pues yo  he leído que en el año 1085, Alvar Fáñez de Minaya a las órdenes del rey Alfonso VI conquistó el reino de Toledo a los moros, y muy en particular nuestra ciudad, llevando en su escudo dicho personaje épico montado a caballo, en honor a su figura por la importancia que tuvo en la historia de Guadalajara-

-Guadalajara es una ciudad muy significativa en la historia de Castilla y de España. Ha tenido gran valor estratégico desde la más lejana antigüedad de los pueblos de la península ibérica, al estar situada en la confluencia de caminos de la España atlántica a la mediterránea. Y su fundación, como suele decirse, se pierde en la noche de los tiempos-

-Parece ser fueron los carpetanos los primeros pobladores, a orillas del río Henares con su primer asentamiento bajo el nombre de Arriaca. Posteriormente sufrió la ocupación romana, y quedó su población incorporada a la importante vía de comunicaciones del imperio romano entre Mérida y Zaragoza.-

-Después fueron los pueblos nórdicos los que la enmarcaron dentro de la Hispania visigoda, cuya capital estaba situada en los límites de la actual villa de Zorita de los Canes, en la parte suroeste de la provincia de Guadalajara. Donde existe el Parque Arqueológico de la ciudad visigoda de Recópolis-

-Y posteriormente en el siglo VIII sufrimos la invasión del dominio islámico, que dejó fuerte influencia en la capital hasta que fue liberada por el ya citado personaje Alvar Fáñez de Minaya. Han quedado algunos monumentos de ese largo tiempo de dominación: el puente sobre el río Henares, la construcción  de la actual Concatedral de Santa María,  la antigua mezquita, y restos de la muralla que bordeaba la ciudad, del alcázar y puertas de entrada.

Octavio quedó emocionado por los conocimientos de su nieto sobre  la ciudad, pues siempre había tenido predisposición por la historia en su amplio concepto, y por ese camino del conocimiento enfilaba su carrera universitaria.

Llegaron con tiempo suficiente al complejo deportivo de la Fuente de la Niña. Cesar se dirigió al lugar de la concentración y Octavio a las gradas para ver el encuentro.

Fue emocionante para nuestros personajes, pues el equipo de Cesar venció, no sin dificultades a los contrincantes.

Poco tiempo después estaban de regreso y ahora aceleraban el paso para no demorarse y llegar lo antes posible para el almuerzo.

Cesar insinuó que en la tarde tenía cita con sus amigos para ver a un conjunto musical que actuaban en una famosa discoteca de la ciudad. Su abuelo aprovechó la ocasión para comentarle: -Cesar, ya eres un mozo criado en las libertades de tu tiempo. Acostumbrado a buscar ocasiones de mucha diversión, pero no debes de olvidar los buenos principios que hacen olvidar las malas inclinaciones, ya que la mocedad trae consigo caer en ciertos vicios, y muchos pueden ser inducidos por quienes dicen ser tus amigos. Con facilidad se tropieza, y habrá muchas ocasiones que se ofrecen  en cada paso. Evita tener que preguntarte “¿Quién me ha metido en esto, cuando yo estaba feliz con una vida sencilla, caminando por el sendero del bien, querido por mi familia y sustentando mi honor ante la sociedad, con el propósito de terminar felizmente mis estudios?”

Contestó Cesar con cierta acritud: -Ya estás abuelo con tus sermones, pues no tienes que preocuparte que yo sé bien lo que hago y mis amigos son buenas personas, ya que no todos los jóvenes somos diablos-

Octavio insistió:-No te enfades conmigo, pues cuanto te recomiendo lo hago con mis mejores sentimientos hacia ti; y no ignoro que la juventud tiene la fuerza, pero tú no olvides que la senectud goza de la prudencia y de la experiencia-

Los temas quedaron zanjados y durante buen rato iban los dos pensativos y meditabundos hasta que llegaron a casa a tiempo del almuerzo.

Madrid, Noviembre de 2015                                  Eugenio

                          

                                                                      

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me has inmortalizado en tu relato, ay mis roques! Santos los dos jiji. Muy bien tu relato. Un abrazo