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Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

29 febrero 2016

MI PATRIA




Es una fría mañana de invierno, ideal para estar en casa al abrigo de la mesa camilla, leyendo un libro, entrar en el ordenador para ver los emails que envían los amigos y  oír música en mí compact disc.

Decido lo último, y escojo un CD que hacía tiempo no escuchaba.

Se trata de un conjunto de seis poemas sinfónicos, que se representa también en seis movimientos. El autor concibió su obra en la ciudad sueca de Gótebor, donde tenía un trabajo cómodo y bien remunerado; pero su corazón sentía la nostalgia de su Bohemia natal, en la República Checa. Soñaba al recordar las colinas verdes, las danzas campesinas y con los atardeceres en los pueblos de su tierra.

Transcurría el año 1874, época en que Europa hervía, viendo nacer nuevos estados modernos sobre las cenizas de antiguos imperios. La música se puso al servicio del ideal patriótico de los ciudadanos, y el nacionalismo musical se extendió sustentándose en las raíces del rico folclore de los pueblos.

El gran compositor Checo Bedrich Smetana, se dejó incendiar por las corrientes imperantes y escribió la inmortal serie descrita anteriormente, que tituló Mi Patria, cuyo emocionado título lo dice todo, el lugar en que nació y que tanto añoraba desde aquellas lejanas tierras de Suecia.

El primer poema llamado Vysehrad, describe la ciudad medieval de ese nombre, que se eleva en una colina cercana a Praga, que seguro recordareis los que habéis viajado a esa ciudad. La música comienza con el sonido del arpa, que describe la voz del viejo poeta Lumir, que cuenta la historia del legendario lugar, sede de los príncipes de Bohemia. Expresa sus paisajes, sus fiestas y batallas, y en el rico segundo movimiento describe el río Moldava que avanza serenamente por prados y entre grandes bosques.

Smetana detalla con insuperable maestría musical el curso completo del río. Al principio, el agua se mueve, rápida y juguetona, cerca del manantial. Después que se va ensanchando hasta las grandes llanuras de Bohemia. Existen momentos de la obra en que la música se agita al compás de los rápidos. Y el río resplandece al pasar ante los muros de Vysehrad. También describe con un bello pasaje musical, la historia de Sárka, una amazona del legendario castillo de Devin, cercano a Praga, referido a su desdichado amor con el caballero Ctirad, muerto por las amazonas cuando dormía.

Tras la dulzura inicial, la música describe el paisaje en todas sus manifestaciones, durante todo el recorrido del río Moldava. La obra resplandece por el apasionado dibujo musical que Smetana concibió como la más hermosa declaración de amor a su patria.

Escuchada la música de Smetana vuelvo a la realidad de mi Patria llamada España, con preocupación y tristeza en estos momentos de tribulación  y de incertidumbre sobre nuestro futuro: Intentos de fractura territorial; corrupción escandalosa; preocupante desempleo; paulatino deterioro de los valores cívicos; indignante sectarismo sobre la triste memoria histórica, alterando la reconciliación ciudadana; acción poco edificante de los políticos que están a la greña, etc. Y tengo la impresión que los próximos gobernantes están mercadeando sobre nuestro futuro, en una lucha partidista por el poder más que por el bien de los ciudadanos. Parece un festival de vanidades y egoísmos personales poco edificantes.

Entiendo que el pasado es apasionante y la historia es el ama de la llave que nos abre paso al mundo de los orígenes y al porqué de los acontecimientos posteriores. Lo dice Cervantes en su obra inmortal El Quijote: “La historia es testigo de lo pasado, aviso de lo presente y advertencia de lo porvenir”. Es verdad que las ideas mueven el mundo, y también lo es el cambio de mentalidad de las personas, para bien o para mal.

Es un proceso generalmente largo, que en los últimos tiempos se ha acelerado influido por varios factores; en particular el orden político que está evolucionando la vida de los países. También por la importante influencia de la crisis económica, y muy especialmente por la corrupción extendida a todos los niveles en las clases dirigentes, en particular en nuestra Patria que está envenenando la convivencia de la sociedad.

Se observa que es muy significativa la evolución de cierta clase política emergente, con planteamientos que rozan la utopía y la demagogia, con serios matices prepotentes y chulescos, poseídos de un afán desmedido de subvertir todo lo establecido. Discuten sobre la necesidad de erradicar lo que llaman castas o antigua política, pero para imponer otra especie de casta más moderna, que persigue modelos de incomprensible o dudosa aplicación.

Veremos el futuro de estos ambiciosos aspirantes a gobernantes de la nación, que se erigen en guardianes de la libertad y la felicidad pública. El tiempo será el que les juzgue si son respetables sus hechos y cumplidas las promesas de las que alardean; pues el tiempo es el único que fragua la reputación de las personas, y hace respetable sus promesas con hechos evidentes.  

Parece indudable que la mejora de la situación política está supeditada a un cambio radical de la actitud ética. Todo lo que hay de mal y desenfreno en el presente se puede atribuir a la educación corrompida del pueblo y de sus dirigentes, por obra del poder.

Desde hace tiempo venimos viendo, en muchos de los que  controlan los resortes del gobierno de España, que no obran con mucha previsión, ni tienen una vida de moderación y de justicia, y ponen su ambición en beneficio propio y detrimento de los demás, en lugar de transmitir a sus descendientes un país feliz y dejar un recuerdo inmortal de su virtud.

También es justo decir que nuestra Patria tiene ciudadanos mejores, que los hay, pero parecen desaparecidos, ocultos entre la mala hierba, como el buen trigo entre la cizaña. Desgraciadamente la naturaleza tiene la facultad de hacer peores a muchos de los que están en el poder. Ahora se dice que el pueblo ha inducido con su voto diversos modelos para aplicar pactos en la formación de gobierno. Difícil de argumentar seriamente, pues lo analizan de forma sectaria los que aspiran al poder. Toman nuestro voto subastándolo a su libre albedrío, y actúan bajo el imperio de su propia ambición y del partido que les sustenta.

Pero observo que los que anhelan el poder, aunque gocen de buena fama, cuando se topan con él y lo ocupan, no se diferencian de los que ya lo ocuparon, sino que, como es propio de quienes están afectados por las mismas pasiones humanas, emprenderán idénticas acciones, se abandonarán a errores  parecidos y, finalmente, caerán en desgracias idénticas de las que venimos padeciendo los ciudadanos.

Los que ahora quieren gobernar no parece que sepan aclararnos cómo nos van a liberar de los males presentes y alegrarnos el futuro. Entiendo que nada se puede conseguir sin persuadir a los ciudadanos con sentido común y no contar con medios realistas, y sin confundir con imprevisibles novedades de dudosa realización, que nos hagan recordar el cuento de la lechera.

Quieren aplicar nuevas formas políticas e ideales contradictorios, porque así son algunos de  los partidos que quieren llevar a cabo la acción de gobierno, dando prioridad a sus propias ambiciones  para alcanzar al poder, más que el deseo del bien común de todos los españoles.    

Bien es cierto que a la lamentable situación actual, se ha llegado, especialmente,  por la codicia de gente golfa, que han corrompido las instituciones, uno de los principales problemas a erradicar, ya que los gobernantes hasta ahora no han sabido controlar a quienes encaminaban sus acciones por caminos equivocados de mísera moral.

Pero intentando no caer en el pesimismo absoluto, aunque parezca una utopía, deseo pensar que a partir de ahora quienes nos gobiernen cultiven destacadas virtudes, eviten los vicios padecidos y promuevan razones éticas que deben presidir los actos de todo buen gobernante; poniendo medios para corregir la corrupción, aplicando la sensatez y el sentido común para el engrandecimiento de nuestra Patria, y mejora de la convivencia ciudadana. Impulsando políticas soportables  para que la honradez sea el principal motivo de la acción de gobierno.

Alguien dijo: “Que el poder solo sabe acallar con sangre lo que él mismo incuba, y que el pueblo se alza contra los impuestos que hunden el país, y ante las injusticias de sus gobernantes. Que el hambre crece entre los ciudadanos y el aire se envenena. Se sufren mentiras e injusticias, y al final se atacan los fundamentos inconmovibles del Estado”.

El filósofo Tales de Mileto escribió: “Que lo más constante es la esperanza del ser humano, que permanece en él después de que lo ha perdido todo; y lo mejor de todo es la virtud, porque sin ella no existiría nada bueno; y que la necesidad de las cosas es por lo que las personas se enfrentan a todos los peligros de la vida”.

Febrero de 2016                                            Eugenio

 

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