Google Analystics

Algo sobre mí

Algo sobre mí

Empleado de banca jubilado, amante de la música y la literatura, la naturaleza y las humanidades. Nacido en Guadalajara y conocedor ferviente de la provincia. Actualmente con residencia en Madrid, después de un largo peregrinar por diversas ciudades en razón a mi profesión; que ahora con ilusión trato de vivir esta nueva aventura, pues siempre he creído que la providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

14 abril 2016

ALCARREÑO CON SUERTE


                                  A mi familia



Qué suerte ha tenido de nacer, si reconoce como verdadero sentido de la vida, el que se consigue cuando se descubre la relatividad de los éxitos mundanos.

Qué suerte ha tenido de nacer, si respeta y admira el universo del espíritu de los que están siempre en nuestro agradable recuerdo, por sus buenas o grandes obras a la humanidad.

Qué suerte ha tenido de nacer, si reconoce que el que más sabe, sabe que es mucho menos lo que sabe que lo que ignora, y así como su discreción se lo da a conocer, su sinceridad se lo hace confesar.

Qué suerte ha tenido de nacer, si se considera bienaventurado haber encontrado un trabajo a su gusto y satisfacción.

Qué suerte ha tenido de nacer, si recibe agrado agradando a los demás, pues en ello obtiene verdadera paz y contento.

Qué suerte ha tenido de nacer, si sabe revelar su capacidad de amor por los demás, haciendo más por ellos que por sí mismo.

Qué suerte ha tenido de nacer, si es capaz de dominar el grandísimo vicio de la envidia, gran enemigo de la felicidad del ser humano; que abrasa el corazón, fatiga el entendimiento, altera la paz de la conciencia y  priva de dicha y alegría.

Qué suerte ha tenido de nacer, si con firme rumbo domina el timón de su destino, así el faro de sus ilusiones iluminará las tinieblas de la noche.

Qué suerte ha tenido de nacer, si al navegar por el sereno mar del recuerdo, reconoce con humildad sus errores y rectifica.

Qué suerte ha tenido de nacer, si sabe aborrecer toda altivez y soberbia humana; pues muchas veces la vanagloria destruye las obras, que de suyo son buenas, y con humildad sabe reconocer las virtudes que le faltan que las que tiene.

Qué suerte ha tenido de nacer, si busca los placeres honestos, que son un bien si son conforme a la honestidad, pero un gran mal cuando se separa de ésta.

Qué suerte ha tenido de nacer, si es capaz de no ser esclavo de la avaricia, y da más valor a las virtudes que consigo trae la buena conciencia, puesto que el exceso de amor por las riquezas envilece nuestra vida, que por mucho que tenga siempre estará suspirando por más; así al final del camino sentirá menos lo que deja, que la angustia de los ricos de dejar todo lo que amasaron.

Qué suerte ha tenido de nacer, si aplica es sus actos, que una vida ociosa, es una muerte anticipada.

Qué suerte ha tenido de nacer, si comprende que la paciencia obra contra las injurias como los vestidos contra el frio, que si redobla su paciencia nunca le alcanzarán.

Qué suerte ha tenido de nacer, si reconoce que no podemos evitar las pasiones, pero sí vencerlas, y que todas las pasiones son buenas cuando uno es su dueño, y que todas son malas cuando nos esclavizan.

Qué suerte ha tenido de nacer, si disfruta conocer que la paz es un bien, que no se puede apetecer otro mejor, ni poseer otro más provechoso.

Qué suerte ha tenido de nacer, si conoce y lo aplica en su vida, un refrán que dice: No hay manjar que no empalague ni vicio que no enfade.

Qué suerte ha tenido de nacer, si vence su ira y apetito de venganza, que acaece en la aventura de la vida, pues si las cosas que le hicieren no son dignas de perdón, él si es digno de perdonar, y con ello encontrará gran contento y satisfacción; pues con odio solo conseguirá que se consuma su vida. Así que no quiera vengar la maldad ajena con su propia maldad, porque al airado cualquier venganza le parece justa, y casi siempre se engaña.

Qué suerte ha tenido de nacer, si trabaja como si fuera a vivir cien años, y vive como si fuera a morir mañana.

Que suerte ha tenido de nacer, si sabe esperar a responder, y no arrepentirse después.

Qué suerte ha tenido de nacer, si, como un regalo del Cielo, agradece el amanecer de cada día.

Qué suerte ha tenido de nacer, si al final de su camino se oye el ambiguo tañer de las campanas, saludando con su adiós a otra mañana, y llora su ausencia hasta  la funeraria.



¡Qué suerte tuvo de vivir, gozando en vida haciendo el bien, que nada se llevó el viento, dejando dulce y feliz recuerdo, y proclamen a los cuatro vientos que suerte tuvo al nacer!



Abril de 2016

Eugenio



 

10 abril 2016

REFLEXIONES MARINERAS




Iberia, la gran nave que ha surcado los procelosos océanos de la vida consiguiendo gestas inolvidables, a pesar de los vendavales y galernas que ha sufrido en el transcurso de su navegación a lo largo de su historia. Ahora se encuentra fondeada en puerto a la espera de nuevos tripulantes que intentan dirigir la formidable embarcación.

Se prestan nuevos tripulantes para dirigirla, osados capitanes, aspirantes que la quieren gobernar convencidos de estar bien preparados para revivir nuevos días de gloria; pero algunos más bien parecen ambiciosos grumetes, poco aventajados para llevar a buen puerto la gran nave. Su ambición supera los conocimientos para rolar por los océanos. Escasos conocedores de la mar bravía, se disputan poner la nave a prueba desplegando su extraordinario velamen y navegar de nuevo por los océanos hacia desconocidos horizontes.

Algunos son destacados predicadores en soflamas a las masas marineras. Siervos fieles de poderes enigmáticos. Teatreros e ilusionistas de tornadizos principios. Otros brillan por su dudosa honestidad.

Gran riesgo corre la numerosa marinería que tiene esperanza en su destino, pero incertidumbre en sus tripulantes; afligidos sus corazones al dudar de la noble naturaleza de las promesas de los capitanes aspirantes, pues se vislumbra mucho afán de poder y gloria, que no les deja ver los borrascosos nubarrones que se atisban en lontananza.

La marinería no olvida  los estragos sufridos en su pasado reciente, por galernas y vendavales huracanados, y la dudosa navegación de sus tripulantes que afectaron seriamente  las cuadernas de  la nave, tanto a babor como a estribor  quedando desarbolada y escorada en los arrecifes de la adversidad.

Padecimientos hubo para reparar la histórica nave y volver a navegar normalmente rumbo a proa en mar abierto, con el afán por conseguir que sus hazañas no decayeran, proeza conseguida con grandes esfuerzos y la esperanza de mejorar su destino.

Cualquiera puede hacer historia, pero solo un gran hombre puede escribirla. ¿Dónde está ese gran hombre?

Madrid, Abril 2016       Eugenio